miércoles, 30 de marzo de 2011

¿Qué es lo estético?


Son muchas las definiciones que se pueden brindar sobre la  estética.
Presentaré solo dos: la de Mosej Kagan (1920) y la de Jorge Ruiz de Santayana (1863-1952). Este último dice: “El término estética es una palabra débil que se aplica recientemente en los ambientes universitarios a todo aquello que trata de las obras de arte o del sentimiento de lo bello”. Kagan, por su parte, ofrece un criterio con el cual nos resulta más fácil convenir: “La Estética es la ciencia de la apropiación estética de la realidad por el ser humano”. Está claro que aquí apropiación significa apropiación sensible; de lo contrario, lo definido estaría dentro de la definición.
Además, lo que Kagan nos brinda como su definición trasluce la naturaleza emocional de la percepción estética.
Asimismo, aisthesis es una palabra griega que significa “sensación, percepción sensible”. Pero, ¿qué es lo estético? Esta categoría, las más general de la ciencia estética, es lo más difícil de definir dentro de la misma. Tras muchas reflexiones al respecto, y tomando siempre distancia de establecer una ecuación entre “lo estético” y “lo bello”, llegamos a la conclusión siguiente: “lo estético” es lo que impresiona nuestra sensibilidad, nuestra esfera emocional.

Para ser consecuente con lo sobredicho, debemos dejar bien sentado que no es posible aceptar el verbo “estetizar” como equivalente de embellecer, a pesar de lo generalizado que ello está en la propia teoría estética. No hay siquiera que acudir a las múltiples categorías estéticas que hoy se reconocen; basta con recordar el propio grupo de las categorías estéticas clásicas.
Aparte de lo bello, pertenecen a esta: lo feo, así como lo sublime o elevado, lo bajo o vil, lo trágico y lo cómico; categorías distintas a la de lo bello.
Al igual que sucede con lo ético, lo estético no es solo una categoría de una ciencia filosófica; lo estético es igualmente un valor. Y del contenido de este valor, podemos predicar que este es la quintaesencia del resultado de las relaciones entre el sujeto humano y los fenómenos y objetos del mundo real, y de la realidad en su conjunto, así como de las obras de arte.
El hecho de que estetizar no es lo mismo que embellecer, debido a que lo estético y lo bello no constituyen lo mismo, no nos debe hacer olvidar que lo bello es una categoría estética; más aún, es, después de lo estético, la más importante categoría de la Estética. Recordemos que hasta el siglo XVIII, la Estética era considerada la ciencia de lo bello. Ello no era casual. La presencia de fealdades –y hasta bajezas- morales y materiales inevitables en la existencia, trataban de ser compensadas con un culto a la belleza (física sobre todo) en la medida posible. Se le buscaba casi insaciablemente, pero ante todo se le creaba. El arte, que era entonces solo expresión de lo bello, constituía el camino esencial para esto.
Pronto se advirtió que el refinamiento en las maneras, vestuarios, usos y costumbres, hacía la vida más grata y hasta encantadora. Entonces se le cultivó.
Ahora bien, se acabó por comprender que solamente la delicadeza moral genera un ambiente amable y digno, y esta es la condición sine qua non de la felicidad. Se habla mucho del amor para el logro de esta última. Ello es válido, pero sin respeto el amor, en sentido estricto, no existe.
Así pues, la delicadeza moral es un elemento básico de la “belleza de la conducta” y esta es una totalidad de lo ético y lo bello; es decir, el resultado de la fusión de esos valores. Y como lo bello no es sino una manifestación de lo estético, “la belleza de la conducta” es, después de “la actitud sublime”, la expresión más alta de las relaciones entre lo ético y lo estético.

BIBLIOGRAFIA
espaciolaical.org/contens/10/2223.pdf (Juan L. Martínez Montalvo) Persona:ética y estética

Cardozo, John Jairo (2007). Modulo curso de estética. UNAD

Herrera, Mónica. Gusto genio u conocimiento simbólico.
goyofiloso.blogspot.com/.../relacion-entre-gusto-y-conocimiento-una.html

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